Parejas

Aquí podras opinar sobre tu pareja para que te ayuden o des tú consejos.

Cambia de relación, ¡no de pareja!
   
Como en todo, no existe una fórmula mágica para que en un abrir y cerrar de ojos tu relación sea la relación perfecta. Sin embargo, aquí te damos el resumen de lo que debes poner en práctica si es que deseas que las cosas cambien o mejoren en tu vida compartida.





El primer paso para tener una vida compartida es precisamente eso, compartirla. Esto significa hablar de lo que haces, de lo que piensas y sueñas. Compartir la vida no es solamente compartir un espacio o un tiempo, es compartirte tú, en su totalidad. Entrégate a tu pareja de forma plena, y no en pedazos. A nadie nos gusta recibir migajas. Entonces, ¿por qué darlas?

Siempre se ha dicho que debemos trabajar en lo que deseamos obtener. Esta frase generalmente se aplica a las metas de objetos materiales y objetivos laborales, y no a nosotros mismos o a nuestras relaciones personales. Recuerda: una buena relación de pareja es aquella sobre la cuál se trabaja a diario. Si tu meta es tener una buena relación, lucha por ello y no te sientes a esperar a que este sueño se haga realidad como por arte de magia.

Empieza por cambiar tú y no esperes a que el mundo a tu alrededor lo haga. Por supuesto, esto incluye a la gente que quieres. Por lo general, culpamos a los demás de lo que nos sucede, en vez de responsabilizarnos por nuestros actos. Analiza tus actitudes y tus acciones, y recuerda que ellas repercuten en el comportamiento de tu pareja. No somos perfectos: siempre existe algo que podemos mejorar. Empieza hoy.

Evita todo tipo de actitudes infantiles, donde se incluyen los berrinches y los lloriqueos, que aturden al otro miembro de la pareja e impiden cualquier diálogo. Recuerda que debes actuar como una persona madura, y no debes transformarte en un bebé cuando hay problemas que es mejor enfrentar como una persona adulta. También evita concluir sin tener toda la información, juzgar, burlarte o ignorar a tu pareja.

Mantén un diálogo abierto y constante. Habla y discute todo tipo de temas, positivos y negativos. En algunas relaciones de pareja, noviazgo o matrimonio, los temas negativos son los únicos que se discuten. Para evitar esto, es muy importante buscar temas de interés mutuo, que no se limiten a los estudios o a la casa y a los hijos, si es que se tienen. Por otra parte, en muchas ocasiones, aunque las dos partes están presentes, uno es el que habla, opina y decide. No dejes que esto suceda: no te anules o anules al otro.

Evita ser negativo. A ninguno de nosotros nos gusta convivir con personas que se quejan constantemente, que ven la vida con lentes color oscuro y que encuentran los defectos en todos y en todo. Trata a toda costa de no ser así, pues una actitud positiva hará que la gente tenga una percepción diferente de ti, y lo más importante, tu percepción sobre ti mismo también se transformará.

Aprende a reír y a divertirte. Disfruta de las cosas grandes y también de las más pequeñas. Alégrate por tus logros y por los de tu compañero de vida y disfruta de tu buen humor con él: la risa es buena, y compartida se vuelve una doble bendición.

Busca la convivencia directa y en soledad con tu pareja. En muchas ocasiones, estamos en pareja pero nos encontramos rodeados de gente. Invierte la dinámica y busca tener tus cinco sentidos en esa persona especial. Si eres casado, date el tiempo necesario para realizar actividades de dos, sin problemas que resolver y sin hijos que cuidar. Esto no significa que hagas a un lado tus responsabilidades, sino que inviertas tiempo en tu relación.

Los detalles son importantes, en cualquier etapa de la relación; no los olvides. Tanto si eres hombre como si eres mujer, mantén en tu mente que con un gesto, con un detalle pequeño, con una palabra o con una frase puedes hacer saber a tu compañero cuánto lo amas. Piensa en dar, más que en recibir.

No tengas miedo de enfrentar los problemas, y tampoco los pospongas. Habla de lo que te gusta, pero también de lo que no te gusta, así como de los malos entendidos y los problemas graves. Aclara las situaciones y no dejes nada sin discutir. Las confusiones y los rencores pequeños con el tiempo suelen crecer y transformarse en grandes problemas.

Aprende a perdonar y hazlo de corazón. Perdona los errores de tu pareja y, lo más importante, perdona tus propios errores y asume sus consecuencias con madurez y responsabilidad. Los problemas hacen más fuerte a la pareja una vez que ésta aprende a superarlos.

Agradece a la vida por los momentos compartidos y haz que tu vida valga la pena.